- Déjame contarte una cosa. Una cosa que jamás le he dicho a nadie.- Le dijo él, mirándola a los ojos. - Nunca, me has llegado a gustar. ¿Sabes? Al principio, odié la forma en que...- Él se paró al ver la reacción de ella. Ella, su cuerpo, no reaccionaba, pero en cambio, los ojos negros y fuertes que tanto le gustaban de ella, se ablandecieron de tal manera que dejaron caer una lágrima. Una lágrima que se juntó con la piel de él. La besó. La besó de una manera reconfortante, por decirlo de algun modo. -Escuchame, no llores. Odié la forma en que me enamoraste en cuanto te ví. Ese momento en que todo lo que tenía pasó a ser nada, porque no te tenía a ti. Por que tu pasaste a ser mi todo. Nunca me has dejado que me gustaras, porque siempre te he amado, como a nadie en mi vida. Te amo ¿vale, amor? No llores, que me mata verte así. Te amo...- Fue lo último que pudo decir, ya que ella le hizo callar con un beso.
Quiero éso otra vez.-
Quiero éso otra vez.-