te atreves a sonreír?

26 sept 2013

Buhardilla

En mi pequeña buhardilla duermo, río, lloro, estudio. Las paredes me conocen mejor que yo misma. Conocen mis historias, mis aventuras y desaventuras, mis logros y mis fracasos. Mis momentos de euforia y de tristeza, que albergan momentos, únicos y últimos.

El 17 de Junio subió por última vez papá, y se sentó en el sillón azul, y recuerdo que me dijo que "qué estudiosa, ¿qué tal va la cosa?" Y yo sin siquiera girarme, dije simplemente "mal, no entiendo nada". Mi padre siguió sentado un rato, y luego comenzó a caminar por mi cuarto, observando las fotos, las notas pegadas al armario... Y finalmente dijo que todo saldría bien.

Y lo que me molesta, y me pone triste, y me come la cabeza y que me parece mentira, es que al día siguiente se hiciera realidad lo contrario. 


Con esto, anuncio el nombre del nuevo blog :) no significa que no publique más aquí, pero ése será el que más utilice.

buhardillabelga.blogspot.com



(Snapchat: carmenrb96 )

9 sept 2013

Miguel-Ángel

La ropa de esquí es, no incómoda, lo siguiente si puede ser. En la cima de esta estación siempre hay un viento arrollador. La nieve fina elevada por este viento llega a la cara con tal fuerza que llega a cortar, se cuela por las mangas del anorak a pesar de llevar guantes. Siempre me adelanto al grupo, la velocidad, el aire en la cara, cómo deslizan los esquís en la nieve de la montaña, me encanta.
  Ya veo a Paloma y Carla luchando por ver cuál de ellas es la más rápida esquiando. Parecen hormigas con esas gafas tan graciosas. Las oigo reír y chillar. Veo su posición tan hacia atrás al esquiar, y no puedo evitar no reírme. Parece que van sentadas. Detrás va Bruno, el pequeño, y también va sentado. Más atrás van Mónica y Mamá, haciendo los movimientos exactos, el giro y un compás, paralelo, y volvemos al principio. Así sí. Y finalmente, de escoba, va Papá. Mi padre no esquía; baila en la cima de la montaña. Bastón y gira, un paralelo perfecto,  brazos, como el dice, en carretilla. Tirado hacia delante, dejando por debajo a monitores de niños, a los del snowboard con la boca abierta. Y sigue bailando, y ya han llegado todos donde estoy yo. Derrapando,  y levantando una capa de nieve sobre mis esquís. Pero me importa poco, yo sigo observando al rey de la pista. "Dues estacions" queda paralizada por el giro de 360 grados de Papá al realizar un paso imitando al de una bailarina. Boquiabiertos los pocos abetos que hay cerca de la pista, y yo sólo puedo admirar y sonreír. Sonreír y admirar. 
  Finalmente llega a donde estamos todos, sonríe, y todos seguimos esquiando llevando sobre nuestros hombros los errores que hemos y cometemos. Cada cual en su mundo, inmersos en nuestros pensamientos, en nuestros miedos y alegrías, en el paisaje blanco y verde que nos rodea en estos momentos. Y tras nosotros solo dejamos un rastro fino de sonrisas y líneas paralelas. 

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Lo recuerdo con una sonrisa, con emociones a flor de piel. No queda otra. En momentos como estos, todos los sentimientos son muy fuertes y no se llega a pensar con claridad. Y es triste, que después de casi 3 semanas de lo ocurrido, no pueda recordar con facilidad su voz. Que hayan pasado mil cosas y no acordarme, tener la mente vacía. Tan sólo recordar su imagen, aquella mente tan sabia. Una docena de idiomas, fechas, historia, teorías, autores, filósofos, emperadores, geografía, astronomía... Esto, y mucho más era lo que residía en la mente de mi padre. Era una biblioteca andante, una persona maravillosa. Una persona increíblemente especial.

Es difícil pensar que esta persona ya no este entre nosotros, nunca más volver a verle en el sofá, reír, llorar, hablar... Es difícil. Es duro saber que nunca más oirás sus cumplidos y comentarios, el "tómate el calcio y las vitaminas" de las siete y media de la mañana. El "niñas vais a perder el autobús" de las ocho menos veinte. El "mírala qué guapa está", el "cuidado con todo" de antes de salir de casa.

Pero sé que, aunque lo que he mencionado antes no lo volveré a oír de su boca, puedo recordarle con una sonrisa enorme, o con lágrimas. Que él siempre estará aquí conmigo, cuidándome como hacia, animándome.

         



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Hola pequeños. Supongo que con ésto ya sabréis a quién he perdido hace tan poco. En mi entrada anterior no me refería a mi perro hasta el final. Me refería a mi padre, a MARS. Sus iniciales, cómo le llamaban en el trabajo, sus amigos. Esto lo escribí, casi tres semanas más tarde de que se fuera. Lo recuerdo como si fuese ayer, estaba en el autobús del curso al que asistí en Julio en Inglaterra, yendo a Brighton. No podía dormir, entonces me puse a escribir. Y esto fue lo que salió. 

Este texto lo leí también el día que lanzamos las cenizas, y bueno, me costó tanto.

Porque no conocisteis a mi padre, pero fue, es y será, una persona que deja sin palabras. Lo que dijeron en su funeral sus amigos, y su director y jefe... No lo sabéis, qué palabras sobre Papá. Qué palabras. 

Bueno, dejo ya de dar la lata. 

En la próxima entrada seguramente anuncie el nombre del nuevo blog del que os hablé, o sea que manteneos al tanto. Hasta eso, un beso muy fuerte. En cuanto pueda me paso por vuestros blogs.

                                        
                                   Como dice Mamá, "recuerda que siempre sale el Sol."
               Y así fue, he pasado un verano sorprendentemente bueno a pesar de todo.